Diciembre- 1

Son las cinco de la mañana. Como todos los días, Rosario despierta cansada. Le espera una larga jornada, así es que sin pensarlo demasiado se levanta de la cama y se prepara rápidamente, se maquilla un poco, se toma un café con leche y sale a la calle. Dejar su minúscula habitación es casi un alivio.

Afuera todo está oscuro. La brisa fresca de principios de diciembre la acaricia dándole los buenos días. Suspira profundamente y se pone en marcha. Los murales de los edificios se reflejan bajo la luz de la luna. Doña Luzma la saluda desde lejos. Ya huele a ricos tamales. Caminando apresurada, se acerca hasta ella.

-Mi niña, ya vas al trabajo, que Dios te acompañe.

-Gracias Doña Luzma, ¡qué rico huele! Déme uno, de los verdes, bien picosito, pal ratito que me de hambre. Si no fuera por usted, no pasaría la mañana…

-Aquí tienes mi niña, te lo anoto, luego me lo pagas, no te preocupes, corre que se te va el autobús.

-Buen día Doña, hasta la noche.

Con el tamal en la mano, Rosario sigue su camino pensando en lo diferente que es todo una vez que sale de su barrio. Los murales se transforman en edificios comunes y corrientes. La gente pasa de hablar en español a hablar en inglés y en otras lenguas que ella no entiende. Los autobuses, el BART, la comida…Cómo quisiera que Pepe pudiera ver todo aquello, y platicarle…y tenerlo cerca, y abrazarlo, y darle muchos besos y apapachos y todo y más aún…

En su mundo está cuando se da cuenta de que su autobús está a punto de arrancar. Pega la carrera y se sube.

Después de más de dos horas durante las cuales se comió su tamal, cabeceó, soñó, estuvo en su pueblo, en México, cambió tres veces de medio de transporte y platicó un rato con su vecina de asiento, Rosario llega a su destino.

Palo Alto. El barrio en donde todo está bonito y limpio. En donde la gente es rica y las tiendas caras. En donde hay muchas casas y jardines en donde trabajan ilegalmente, como ella, muchos, muchísimos de sus compatriotas, que como ella, quieren darle una vida mejor a sus hijos y salir de la pobreza.

-Buenos días señora, ya llegué. ¿Ya se despertó Marianita?

-Sí Rosario, buenos días. Me voy que se me hace tarde, tengo junta a las ocho en la oficina. Te encargo a los niños. Preparas su lunch y sus mochilas. Nos vemos en la tarde. Cualquier cosa me llamas al celular.

-Si señora, buen día, no se preocupe.

Dejando sus cosas en el armario, Rosario comienza su día de trabajo.

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Si vieras que lindo está todo mamita…El pueblo quedó re bonito todo adornado con luces y guirlandas de colores. En el zócalo hasta colgaron piñatas como estrellas bien grandotas y gordotas. Las vamos a partir en la posada…¡Cuántos caramelos y fruta les van a caber! Y el nacimiento…me encantaría poder mandarte una foto. Dijo mi abue que le va a pedir a Don Lucio su cámara para tomarle una y mandártela por internet. Aquí en el café del centro, de dónde te mando los correos, aquí me dijeron que si me dan chance, por el mismo precio, así es que en cuanto la tenga, luego luego vengo y te la mando. Tiene unas figuras bien enormes, como si fueran de verdad, impresionantes. Y los animales igual, están rete bien hechos, pintados y toda la cosa, ¡te va a gustar! Y, ¿qué crees? ¡Voy a salir de José en la pastorela! Me está costando trabajo aprendérmela porque soy medio burro para eso de la memoria, pero te lo prometo mamita, por ti le voy a echar ganas. Te extraño tanto…¿Cuándo me llevas contigo? Sí, ya sé que tengo que ser paciente. Aquí te espero y te sigo escribiendo cada semana, y tu también me cuentas lo que haces, por favor… ¿Cómo es que se llama la niña chiquita?, ¿Mariana? Platícame de ella; y de los otros…y de mis tíos, y de todo, quiero saber todo… te quiero mamá.

piñata

7 comentarios en “Diciembre- 1”

  1. Maravilloso este relato y esta serie que muestran la vida de una mujer valiente y soñadora, que trabaja como inmigrante…excelente narración, muy bien redactado!

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