Ayer tuve mi primer pleito con Pierre.
Bueno, no fue exactamente un pleito pleito, fue más bien como una discusión. Medio fuerte, pero discusión.
Ya sé…ayer fue mi cumpleaños y no era el mejor día para estar discutiendo, pero ya que les cuente me entenderán (eso espero…si es que no le dan la razón a él…vamos a ver…).
En fin, ahí va la historia:
Resulta que desde hace como 3 semanas (o sea, casi que cuando acababa de llegar a vivir aquí), Pierre decidió que festejáramos mi cumpleaños con amigos. Yo le dije que con qué amigos, que yo aquí no tengo amigos y justamente me contestó que para eso quiere invitar a sus amigos, para que los conozca y así sean también mis amigos. No está muy clara mi explicación, pero no sé de que otra forma pueden entender mejor.
El caso es que se pone a hablarles a varias personas por teléfono, invitándolos porque (según lo que me dijo, porque hablaba en francés y como ya les dije yo no hablo francés todavía) quiere que conozcan a su novia y que aprovechando que va a ser mi cumpleaños me quiere organizar una reunión y bla, bla, bla. Y todos dicen que sí y ponemos la fecha, el 27 de enero a las ocho de la noche (es lunes, pero Pierre dice que no importa…).
Las semanas pasan…que por cierto, después de que varios de ustedes me dieron unos consejos buenísimos, ya me inscribí a la escuela a la Alianza Francesa y ¡empiezo el primero de febrero! También me fui a la librería y me compré un libro de la Sirenita y otro de Hansel y Gretel, que porque según que los cuentos para niños son muy buenos para empezar con un idioma. Me tuve que comprar también un diccionario, porque aunque ya conozco la historia, no entendía casi nada, buscaba una palabra sí y la otra también… Me hice una lista de vocabulario, me pasé toda una tarde en eso, pero muy bueno el consejo, ¡gracias! Y luego también me puse a ver la tele otro día en la mañana. Un programa que se llama “Les Feux de l’Amour” que en español será algo así como “Los fuegos del amor” pero en inglés es yo creo que “General Hospital” o yo que sé, alguna de esas telenovelas gringas que llevan siglos en la tele y en donde no pasa nada de nada…Perdón, pero ahí si que paso. La vi ese día y no supe si reír o llorar…Yo que trabajaba como loca en México ahora me paso la mañana viendo novelas gringas de cuarta…¡qué depresión! Así es que no. Mejor al otro día me salí a la calle y me fui a pasear. Ya había ido a ese barrio con Pierre, queda bien cerquita a pie de nuestro estudio, pero volví a ir porque me encantó.
Se llama “Les Marais” y hay unas tiendas padrísimas, súper locas y originales. ¡Hasta hay una sex shop buenísima! Se llama “Passage du Désir” (busqué en el diccionario y passage quiere decir paso, así es que “El paso del Deseo»). De afuera se ve así bien chic, es color violeta y ni te imaginas lo que hay al interior…pero entras y ¡wow! Tiene lámparas fosforescentes, lucecitas por todos lados y venden ¡de todo! Desde libros hasta los gadgets más raros…de formas que ni sé imaginan (o a lo mejor sí se imaginan, no sé…). Yo que leí Las Cincuenta Sombras de Grey pues ya había oído hablar de algunos de esos artefactos, pero de ahí a verlos en vivo y en directo es otra cosa… pero bueno, ¡cómo me divertí! No compré nada porque me dio nervio que me pasara otra vez lo de la panadería, o que me preguntarán algo y quedarme en la tonta, y por cierto, ¿qué creen? regresé a la dichosa panadería. Pero con Pierre. Le quería enseñar a la señora gruñona y ese día no estaba. Quién sabe…había una jovencita que era mucho más amable. ¡No lo podía creer! Eso sí, él se rió de lo lindo imaginándose la escena… grr! Ya me animaré a ir sola otro día.
Saliendo de la tienda que les cuento me moría de hambre (¡no se rían!) así es que me fui a comprar un fallafel que ya me había dicho Pierre que estaban buenísimos, pero el día que fui con él como era fin de semana, había muchisísima cola y nos dio flojera. Aproveché que esta vez fui entre semana y no había tanta gente. Por suerte que es lo único que venden en el puesto, así es que solo tuve que hacer el número uno enseñando un dedo y luego a todo lo que me preguntaba el señor (supongo yo que si le ponía esto o aquello) yo contestaba que “oui” y ya está. Pues sí que tenía razón mi amorcito. Estaba delicioso…hasta chilitos tenía, col, pepinos, berenjenas, una salsita blanca deliciosa y un pan árabe ultra suavecito y bien calientito. ¡Con el frío que hacía me cayó de maravilla!
No bueno, ahora sí que se me fue el santo al cielo. Estaba hablando de mi fiesta y acabé hablando de sex shops y de fallafel en «Les Marais»… no les digo que estoy de lo más distraída, pero ya, regreso al tema.
Total que les decía que pasó el tiempo y entre más se acercaba la fecha yo más nerviosa me ponía. Primero porque me daba terror conocer a los amigos de Pierre que son todos franceses y no poder comunicarme con ellos. Esperaba dentro de mí que hablaran todos inglés, aunque sea un poquito, para poder tener una plática más o menos normal y no el típico:
-Ça va ?
-Oui, ça va.
Y ya…luego la gente se me queda viendo como si fuera de otro planeta o medio retrasada mental y ponen esta sonrisita a medias y en cuanto pueden se voltean y hablan con alguien más…una sensación de lo más agradable que no le deseo ni a mi peor enemigo…
Y luego, porque Pierre quería que preparara botanas así bien mexicanas y comprar cervezas Corona y hacer no se cuantas cosas más y yo no estaba segura de que fueran a llegar todos… Una reunión en lunes, día de trabajo, en pleno Paris, seguro no iba a venir nadie…
Así es que de lo más normal le pedí que por favor confirmara con sus amigos. Y ahí empezaron los problemas.
El insistía en que eso NO se hace en Francia; que si los amigos tuvieran un problema ya nos llamarían y yo le decía que NO me importaba, que si no confirmaba yo no iba a preparar nada de nada, que no iba a cocinar si no iban a llegar los invitados. Que yo estaba acostumbrada a confirmar unos días antes y luego el mismo día mandaba un whatsapp para que no se le olvidara a la gente. Y el montado en su burro de que no y no y yo montada en el mío de que sí y sí.
Y así estuvimos varios días. Discutiendo, como ya les dije. Hasta que llegó el lunes, o mejor dicho, ayer. Yo no había preparado nada y el se fue muy molesto a trabajar y dijo que por última vez me pedía tener todo listo.
Se fue y me quedé piense y piense. Por fin decidí comprar botanas, preparar un guacamole y comprar las cervezas, pero y ya. De verdad estaba segurísima que no vendría nadie, o casi nadie.
Me la pasé el resto del día hablando por Skype con mis amigas y mi familia en México. Pierre regresó a las seis y media y cuando vio que todo estaba a medias se puso súper enojado. Rápido limpió, acomodó todo y se preparó. Yo viéndolo de reojo sin decir ni pio…
A las ocho en punto sonó el timbre. Los primeros invitados llegaron. Unos tras otros fueron tocando y a las ocho y veinte ya estaban todos. Todos con flores, algo de comer o de tomar y con regalos para mí.
Y yo con la cola entre las patas…
¿¿¿Alguien me puede explicar de dónde salieron estos franceses que no necesitan confirmación???