¡Feliz Año Nuevo!

Dibujo realizado para ti por mi hijo mayor Mateo.

 

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Primero que nada quiero agradecer el que estés aquí. En mi blog. Leyéndome. Eso cumple mucho más de lo que te imaginas mi propósito del año que está por terminar. Todo lo que yo quería en 2013 era atreverme a enseñar mis escritos. Empecé por mostrar una que otra cosita a mi familia, y luego a mis amigas queridísimas de Lyon.

El haberme lanzado a publicar mi blog y darlo a conocer a mis amigos del Facebook hace tan solo dos meses fue toda una aventura. Empezar a recibir comentarios de la gente querida y conocida fue muy gratificante, pero vamos a ser sinceros, no estaba todavía muy segura de la «objetividad» de esos comentarios.

No quiero decir que no me emocionaban las opiniones de mi gente, no, al contrario, pero necesitaba algo más para creer que mi sueño se volvía realidad…

Así es que decidí, hace más o menos un mes, publicar mi blog en diferentes grupos de mexicanos y latinos a través del mundo. Lo hice como una especie de juego…

Nunca me imaginé que realmente personas que se encuentran en cualquier parte del planeta iban a leer mis relatos, y lo que es más increíble aún, que a muchas de esas personas les iba a gustar lo que hago.

Cuando recibí el primer comentario de alguien que no conocía, y ese comentario era alentador y positivo, fue algo mágico. Entre más pasa el tiempo, más gente nueva viene a visitar el blog…

No tengo palabras para explicarles la magia de ese proceso.

¡¡¡Gracias!!! Hoy agradezco de todo corazón a las 3,500 personas que han entrado aquí, a las 110 personas a las que les gusta la página de «Vivo aquí pero soy de allá» en Facebook y a todos los nuevos lectores que se acercan poco a poco.

¡Espero que el 2014 me de mucha imaginación y mucha inspiración para seguir preparándote con las mismas ganas más y más ramos de palabras frescas y sobre todo, seguir teniendo el privilegio de tener lectores tan maravillosos cómo tú!

Te deseo un Año Nuevo lleno de magia y felicidad, con todo mi cariño,

Lorena

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Diciembre – 4

Ma, rápidito, que está en pleno la pachanga. ¡Solo quería contarte! Hice lo que me dijiste y ¡¿qué crees?! ¡Tenías razón, cayó redondita! Vino conmigo y hemos estado todo el tiempo juntos. Estoy contento aunque se siente medio raro eso de tener novia. Ya no puedo estar con los cuates como antes…Apenas me separo un segundito y se pone bien celosa, pero bueno, también me gusta porque justamente los cuates me ven como alguien importante, soy el primero en andar con una chava…así es que gracias por tus consejos mamita, ¡ya te iré platicando como va todo! Y te cuento también que estuvo bien padre la pastorela, quedó bien divertida, todos estuvieron atacados de risa con las puntadas de los diablos y los pastores. Hasta mi caída pasó desapercibida. Que me tropiezo con un pollito de barro que habían puesto de decoración y me voy de bocota. ¡Hubieras visto el madrazo que me di, ma, ahora si que azoté lindo de bonito!, casi quería llorar de la vergüenza y del dolorón que traigo en la pierna todavía, pero cuando vi que todos se carcajeaban como si hubiera sido actuado, pues que me levanto y sigo como si nada. Hasta Don Lucio me felicitó después, ¿qué tal? Y bueno, me regreso a la fiesta porque la Lolita me debe andar buscando por todos lados…Mañana temprano vengo y te cuento como acabó todo. Ya va a empezar a tocar el grupo. Ahí si me rajo…a ver como le hago, pero bailar eso si que no. Ya me imagino que te estás riendo a gusto de mí ¿verdad? Ya sé que siempre me hacías bailar en las fiestas, pero una cosa es así, entre tu y yo y con la familia, y otra MUY DIFERENTE es de plano lanzarme en público…ya, me voy, hasta mañana ma, te quiero.

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Doña Elena, la patrona del ciber-café “El Tigre Azul”, mira intrigada a la persona que habla por teléfono frente a ella.

-¡Qué dices mi hijita!, no te oigo. Me dieron tu recado ahí en el puesto, vine luego luego a la cabina aquí al café a marcarte…¿No?…¿Qué?… ¿Es cierto eso que dices? ¿Estás segura?…¿Y si luego resulta que no funciona?…Si, mi hijita, estoy tratando de ser positiva, pero si le digo a Pepe y luego resulta que no, se a va decepcionar rete harto, no quiero hacerle eso. Bueno, hasta que sea al cien por ciento seguro no le digo… Si, tu arregla tus cosas, no te preocupes, aquí seguimos como si nada…Ya te cuelgo que sale re cara la llamada, avísame en cuanto sepas bien como va a estar todo. Dale mis bendiciones a esa señora Laura que es un sol. Y mi hijita, gracias por la esperanza… No podías hacerme mejor regalo de Navidad.

Diciembre- 3

¡Mamita! ¡No sabes lo que pasó ayer! Ya estaba yo pensando en como festejar a mi abuelita, pero me ganaron. Qué crees que cuando llegamos a abrir el puesto todos en el mercado se pusieron a cantarle las mañanitas. Cómo era sábado, pues yo también estaba. Parecía un canto como venido del cielo. Así como lo oyes. ¡Todos le cantaron, hasta el agua fiestas de Don Genaro! Tanto que nos regaña cuando jugamos con los cuates por los pasillos, pues ahora andaba hasta simpático. Me parece que le gusta la abuelita, hasta le llevó un ramo de flores, unas rosas, bien rojas, de las de su puesto, de las más caras. Las rosas rojas son las del amor, ¿qué no? Y la abue que se sonroja toditita cuando las recibió. Sí, ya sé que vas a decir que el abuelo Leandro se murió hace no tanto, pero ya son casi dos años ma, y la abuelita está bien solita…Con mi tío Manuel y tú del otro lado, pues solo me tiene a mí. Yo trato de hacerle compañía lo más que puedo, pero bueno, yo también tengo a mis amigos, y a Lolita. No te vayas a enojar conmigo, pero ya le di un beso el otro día. Pero sin querer… Te conté que me le declaré y dijo que lo pensaría; pues el otro día que estábamos jugando al bote pateado, que viene y se esconde ahí donde yo estaba, se me arrejunta y me planta un beso en la boca, así directo, sin más ni más. Yo me quedé de a cuatro, ni me dio tiempo de pensar si me había gustado o no su beso. Cuando quise decir algo ya se había ido. Y ahora ya le dijo a todos que somos novios. Ni sé ni que hacer cuando la veo. En el recreo la miro así, de lejos, pero me pongo rete nervioso. Necesito que me aconsejes que hacer, no la quiero regar porque de verdad me gusta… Mi abue dice que las jóvenes de ahora son muy modernas para ella, por eso te pregunto a ti.

Ya de tanto platicarte de otras cosas se me fue lo principal. Pues te decía que todos le cantaron a mi abuelita, y le llevaron mole y a la hora de la comida acabamos todos de fiesta. Hasta pusieron música, unas norteñas buenísimas y empezó el bailongo. ¡Y qué mi abue baila con Don Genaro! Y todos aplaude y aplaude, como si fueran estrellas de cine.

¡Fue una sorpresa ahora si que maxi sorpresa! Ni ella ni yo nos lo esperábamos, estuvo rete bonito. Aquí te mando la foto del nacimiento que te prometí, ya me cuentas que te parece, ¡a mí me encantó!…y dime qué hacer con Lolita… el próximo sábado es la posada y no sé como decirle que venga conmigo… Ya casi me sé de memoria mi papel de la pastorela, en cuanto termine la pachanga vengo corriendo y te cuento TODO, te lo prometo. Qué pases un buen domingo en el parque y no dejes de contarme de los quince años de la vecina, eran ayer, ¿qué no? Te quiero mamita.

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 Qué raro…primera vez que me despierto antes de que suene la alarma, ¡y medio descansada! No, pero no puede ser, ¿estará bien la hora?…¡si son casi las siete! Dios de mi vida, ya tenía que estar en el trabajo, ¡la señora Laura me va a matar! ¡Eso me pasa por irme de fiesta hasta tan tarde, y eso que según yo ayer ya me había recuperado! ¿Dónde diablos dejé mi teléfono? Claro, está ahí debajo de la cama y sin batería…El cargador, rápido. Ya, préndete cosa, qué no ves que tengo prisa, madre mía, cómo se tarda esta porquería. Ya.

-Señora Laura, soy yo, Rosario. Discúlpeme señora, tuve un problema y se me hizo muy tarde, pero ya voy para allá….Sí, lo sé, de verdad lo siento señora…En dos horas más o menos…¿si puede dejar a Marianita en casa de la vecina de al lado? Muy bien señora, yo paso ahí por ella…tengo mis llaves…Sí, la espero a que usted regrese…¿noticias?…bueno muy bien, ya me dirá usted esta tarde….sí señora, buen día, hasta luego.

¡Noticias! Escuché bien, eso dijo, que me tiene noticias. ¡¿Cómo me dice que me tiene noticias y luego no me dice qué noticias?! Ok. Me apuro, ya ni me baño, me doy una manita de gato y ya. Los pantalones de ayer, pero me cambio la blusa que ya apesta. Tengo que ir a lavar ropa, ya tengo mucha…ya ni café me tomo, me lo tomo allá. Mi bolsa, ¿en dónde la dejé? No, pero ni que tuviera una casota, si apenas entra la cama en esta miniatura, ahí está, sobre la silla. Tengo todo…¡Qué frío hace! Nada que ver con San Benito, con el calorcito todo el año, aquí me congelo…y eso que dice Manuel que allá donde el vivió, ¿cómo es que se llama? sí que hace frío; pues yo con este clima me basta y me sobra. Mi tamal, paso volando.

-¡Doña Luzma, ¡buenos días!, ¿Cómo ve?, ¡se me pegaron las sábanas! Déme uno rápidito, el que le salga primero.

-Primera vez que te veo tan tarde, mi niña, ahora si vas a ver lo que es subirte al autobús y al BART con harta gente…Ten, corre mi niña, luego hacemos cuentas.

-¡Ya le debo como cinco Doñita! ¡Buen día y muchas gracias!

¡Qué calientito está el tamalito! Bueno, y ese Pepe ayer ya no sé si reír o llorar. Chamaco este, trece años recién cumplidos y ya quiere andar de novia…¿Qué es esto? Yo que estoy acostumbrada a que haya siempre lugar para sentarse en el autobús; esto sí se parece a los microbuses de la ciudad de México, qué cosa, ¿de dónde me agarro ahora? Ahora si que así son estos jóvenes de ahora, crecen bien rápido. Muévete viejo gordo, no me dejas respirar…y esa de allá que trae puesto…con el frío que hace afuera, parece que va al carnaval, no pero de veras… Y yo hasta acá, tan lejos, sin poder verlo volverse hombrecito. Espero que la señora Laura me tenga buenas noticias. ¿Y si no me quiso decir porque son malas? No, mejor ya ni pienso. Y mi mamá ligando con ese Don Genaro. ¡Eso si está para morirse de risa! Quién la viera, tan pegadita a mi papá que siempre estaba. Pero se lo merece. Si Don Genaro le puede hacer compañía, pues que la tome, así tendrá quien le ayude, también con el puesto. Es demasiado trabajo para ella solita. Aquí me bajo, por suerte que el tren sale cada media hora. Voy a llegar casi a las nueve y media…y mira que yo sé lo que es estar sola. Pero de ahí a querer un hombre en mi vida…eso es otro cantar. Quedé ahora si como dicen curada de espantos. Quiero a mi Pepe conmigo y luego ya veremos…aunque ese amigo de Manuel no está nada mal, y cómo me mira… si ayer en la fiesta de la María Inés bien que lo vi echándome ojitos varias veces, y hasta cuando bailé con Don Pancho ahí disque como que no quiere la cosa pasaba rete cerquita de nosotros… No, si sí me gustaría darme aunque sea un acostón, no lo niego, pero no, luego soy bien enamoradiza y no quiero acabar mal…y menos sufrir. Ya no. Divertirme un ratito, eso si, pero ya veremos…Uy también aquí está de miedo el atascamiento de gente, no, qué bueno que yo siempre salgo tempranito, esto todos los días sería un horror. ¿Qué dicen esos de allá? No entiendo nadita de nada. Esto de no comprender lo que dicen algunas gentes no pensé que sería tan raro, es como ver una película salida de otro planeta. Hay personas aquí que se visten y hablan como extraterrestres. Te dan ganas de carcajearte cuando los oyes…No puedo creer que aunque me desperté tarde sigo con sueño…¿Qué serán las noticias? Diosito haz que sea algo bueno…Ya casi llego…

Diciembre- 2

Hoy es el día. Cada día siete, sin falta. Mi niña. Mi pobre niña. Se tuvo que ir solita. Tan valiente. Me quedé aterrorizada esperando a que llegara, a tener noticias. Ya Manuel me había dicho que todo saldría bien, que él mismo había arreglado todo. Pero bueno, eso a mí no me decía nada. Yo que nunca he salido de San Benito. Una vieja como yo que va a saber…yo lo único que sé es que mi niña se tuvo que ir por culpa de ese borracho que tenía por marido, que además de borracho era maldito. Mira que habérsela llevado a la capital para encerrarla en una pocilga y además agarrarla a golpes a la primera de cambios… Ya mucho mérito tiene mi Rosario de haberse escapado de ese mal hombre y haber regresado al pueblo con el niño. Porque eso sí, en esta casa seremos pobres, pero bien unidos. Mi Leandro y yo siempre tratamos a nuestros hijos como Dios manda, con respeto. Y mi Leandro, que en paz descanse, si se tomaba sus copitas de vez en cuando, pero nunca nos puso una mano encima, primero muerto. Así es que aquí recibimos a Pepito y a su mamá con los brazos abiertos. Aquí se estuvo Rosario unos años en lo que se reponía, pero claro, no le podíamos dar lo suficiente, ella quería más para su hijo. Lógico, si aquí todos tenemos lo mínimo, somos re pobres. Por eso se fue pal otro lado. Y desde que encontró su trabajo, cada mes, como relojito, nos manda lo que puede, pal gasto, para que el Pepe se pueda vestir y a veces hasta nos alcanza para uno que otro extra. A veces sí, a veces no.

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Mi hijito. Pepe, mi querido Pepe. No sabes lo que disfruto leyendo tus mensajes. Escribes muy bien y cada vez mejor, se ve que trabajas mucho en la escuela, ¡qué bueno! Sigue así, quiero que seas un jovencito trabajador y bien portado.

Me imagino perfectamente el zócalo decorado de Navidad, hermoso, lleno de Nochebuenas… y el nacimiento. Sí, en cuanto puedas le tomas una foto y me la mandas, ¡qué ganas de verlo!

Por acá también ya están arreglando todo muy bonito. En el barrio pusieron luces y adornos de todos tipos, y en el parque de Dolores hasta hay un árbol de Navidad gigante, con unas esferas preciosas, todas brillantes. Y luego ahí en la ciudad donde trabajo, Palo Alto se llama, ni te imaginas, parece como de otro mundo de tan precioso que se ve todo. Te mando dos fotos para que veas. Son de una calle que se llama «Fulton» que es muy conocida por sus decoraciones de Navidad. Mira:

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Así como están esas dos casas de hermosas, así está toda la calle, igual, ¿te imaginas?

Luego ahí en la casa donde trabajo pusieron un nacimiento bien grande, todo de muñequitos chiquitos, muy bien hechecitos, como a mano, y un tren miniatura que se mueve solito, rete original, nunca había visto algo así. ¡El árbol de Navidad mide como dos metros! Y está todo decorado con dulces rojos y blancos; dan ganas de comérselos de tan ricos que se ven…¡Cómo quisiera que pudieras estar aquí para disfrutar de todo conmigo! Ya verás que se nos va a hacer pronto, mi hijito. Tenemos que tener fe y mucha paciencia. Tu tío Manuel dice que conoce a alguien que puede ayudarnos y también le conté a la señora Laura, también ella está viendo por su lado que puede hacer…Es tan buena esa señora. Lo más chistoso es que también es mexicana, pero solo que ella tiene dinero y papeles y yo no. En lo demás nos parecemos… Ella también trabaja mucho (tiene un trabajo importante, en una empresa de esas de internet, no se bien que hace, pero también da clases en una universidad que está por aquí que se llama Stanford; el otro día me llevó con los niños y casi me quedo sin habla de la impresión que me dio, es como una ciudad entera, ya te platicaré con calma, pero está chulísima) y además tiene que encargarse también sola de sus hijos. Su marido siempre está de viaje. Lo he visto como una o dos veces nada más. Así es que como ves, rica o pobre hay que sacar a los hijos adelante. Ella no tiene a su familia aquí, así es que me paga a mí para ayudarle. Yo por suerte tengo a tu abuela. Tienes que ser muy bueno con ella que te cuida y te quiere tanto.

Ya entiendo un poquito más el inglés. Dos o tres palabritas. Por fortuna que todos aquí hablan español, a veces casi ni oigo el inglés en todo el día. Por aquí y por allá en el tren o en el autobús, pero es todo.

Salgo del cuarto que estoy alquilando bien tempranito. Y vieras, ya desde esa hora hay gente en la calle, todos con prisa, yendo a su trabajo, o a su escuela, o yo que sé a donde, pero todos corren. Yo apenas tengo tiempo para saludar a Doña Luzma, que vende unos tamales deliciosos, que cuando me los como me transportan hasta San Benito, y siento que estoy desayunando contigo y tu abuelita… Luego corro hasta el autobús, y en el camino me toca ver los murales que entre todos han pintado en las paredes de los edificios. Hay muchísimos, unos con colores y otros en blanco y negro, de gente, de pájaros, de flores, de calaveras, de casas, de paisajes… todos hechos para recordar nuestros países que tanto extrañamos.La gente del barrio de la Misión (así se llama) viene de todas partes de América Latina: México, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Argentina, Colombia. Ojalá puedas pedirle a tu maestra en la escuela que te enseñe un mapa para que veas en dónde están todos esos países que comparten con el nuestro el idioma y muchas tradiciones. Mira, aquí te va otra foto, para que veas un ejemplo de uno de los murales que te digo:

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¿Te gusta? Está bien original, ¿verdad?

Y bueno, ya después de ese autobús tengo que tomar otro más y luego un tren que me lleva hasta Palo Alto y de ahí ya camino. Cuando yo llego la señora se va y me paso el día cuidando a la chiquita Marianita, que está bien hermosa. Se porta re bien, aunque a veces hace sus buenos berrinches. A los grandes los llevo a la escuela y voy a por ellos después y mientras la bebé duerme yo hago la limpieza, plancho y preparo la cena para todos. Ya cuando la señora regresa como a las cinco o seis, depende, me voy. Y otra vez todo el camino de regreso. A veces paso a ver a tus tíos y ceno con ellos y nos contamos nuestras historias del día. ¡Cómo nos reímos! Saben que estoy triste de que no estás conmigo, así es que siempre salen con chistes y cualquier cosa para hacerme pasar un buen rato. Si no los tuviera no sé que haría, te lo juro.

Los domingos voy a la misa a la basílica de la Misión y luego al parque de Dolores a pasear. Hay muchas palmeras y desde ahí se ve toda la ciudad. Me llevo mi torta y me la como ahí bien a gusto. Me fascina ver las luces de la Ciudad en la noche. Es una ciudad tan grande…no tanto como la Ciudad de México, en dónde naciste, aunque con más edificios. Cuando estoy viendo así de lejos, tanta inmensidad me da miedo y me imagino que estoy con ustedes, en San Benito, pero luego pienso en mi trabajo y en que gracias a él tú estás mejor y me digo a mi misma que tengo que ser positiva, y sonrío.

La próxima semana son los quince años de la hija de mi vecina, se llama María Inés, está bien ilusionada. Le hicieron un vestido color verde turquesa, parece como una nube de algodón. Cuando se lo probó todas lloramos de tan guapa que se veía. Va a ser ahí en la iglesia del barrio. Tuvieron que ahorrar hartos dólares para pagar la misa, les costó setecientos cincuenta dólares el chistecito, ¿te imaginas? ¡Con esa cantidad lo que no hubiéramos hecho tú y yo!, pero bueno, los quince son importantes, eso que ni qué.

Te dejo mi niño. Prométeme escribir pronto, y contarme de tus aventuras y de cómo está tu abuelita, y ¿qué van a hacer para festejarle su cumpleaños? Te quiero y te mando mi corazón, enterito.

Diciembre- 1

Son las cinco de la mañana. Como todos los días, Rosario despierta cansada. Le espera una larga jornada, así es que sin pensarlo demasiado se levanta de la cama y se prepara rápidamente, se maquilla un poco, se toma un café con leche y sale a la calle. Dejar su minúscula habitación es casi un alivio.

Afuera todo está oscuro. La brisa fresca de principios de diciembre la acaricia dándole los buenos días. Suspira profundamente y se pone en marcha. Los murales de los edificios se reflejan bajo la luz de la luna. Doña Luzma la saluda desde lejos. Ya huele a ricos tamales. Caminando apresurada, se acerca hasta ella.

-Mi niña, ya vas al trabajo, que Dios te acompañe.

-Gracias Doña Luzma, ¡qué rico huele! Déme uno, de los verdes, bien picosito, pal ratito que me de hambre. Si no fuera por usted, no pasaría la mañana…

-Aquí tienes mi niña, te lo anoto, luego me lo pagas, no te preocupes, corre que se te va el autobús.

-Buen día Doña, hasta la noche.

Con el tamal en la mano, Rosario sigue su camino pensando en lo diferente que es todo una vez que sale de su barrio. Los murales se transforman en edificios comunes y corrientes. La gente pasa de hablar en español a hablar en inglés y en otras lenguas que ella no entiende. Los autobuses, el BART, la comida…Cómo quisiera que Pepe pudiera ver todo aquello, y platicarle…y tenerlo cerca, y abrazarlo, y darle muchos besos y apapachos y todo y más aún…

En su mundo está cuando se da cuenta de que su autobús está a punto de arrancar. Pega la carrera y se sube.

Después de más de dos horas durante las cuales se comió su tamal, cabeceó, soñó, estuvo en su pueblo, en México, cambió tres veces de medio de transporte y platicó un rato con su vecina de asiento, Rosario llega a su destino.

Palo Alto. El barrio en donde todo está bonito y limpio. En donde la gente es rica y las tiendas caras. En donde hay muchas casas y jardines en donde trabajan ilegalmente, como ella, muchos, muchísimos de sus compatriotas, que como ella, quieren darle una vida mejor a sus hijos y salir de la pobreza.

-Buenos días señora, ya llegué. ¿Ya se despertó Marianita?

-Sí Rosario, buenos días. Me voy que se me hace tarde, tengo junta a las ocho en la oficina. Te encargo a los niños. Preparas su lunch y sus mochilas. Nos vemos en la tarde. Cualquier cosa me llamas al celular.

-Si señora, buen día, no se preocupe.

Dejando sus cosas en el armario, Rosario comienza su día de trabajo.

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Si vieras que lindo está todo mamita…El pueblo quedó re bonito todo adornado con luces y guirlandas de colores. En el zócalo hasta colgaron piñatas como estrellas bien grandotas y gordotas. Las vamos a partir en la posada…¡Cuántos caramelos y fruta les van a caber! Y el nacimiento…me encantaría poder mandarte una foto. Dijo mi abue que le va a pedir a Don Lucio su cámara para tomarle una y mandártela por internet. Aquí en el café del centro, de dónde te mando los correos, aquí me dijeron que si me dan chance, por el mismo precio, así es que en cuanto la tenga, luego luego vengo y te la mando. Tiene unas figuras bien enormes, como si fueran de verdad, impresionantes. Y los animales igual, están rete bien hechos, pintados y toda la cosa, ¡te va a gustar! Y, ¿qué crees? ¡Voy a salir de José en la pastorela! Me está costando trabajo aprendérmela porque soy medio burro para eso de la memoria, pero te lo prometo mamita, por ti le voy a echar ganas. Te extraño tanto…¿Cuándo me llevas contigo? Sí, ya sé que tengo que ser paciente. Aquí te espero y te sigo escribiendo cada semana, y tu también me cuentas lo que haces, por favor… ¿Cómo es que se llama la niña chiquita?, ¿Mariana? Platícame de ella; y de los otros…y de mis tíos, y de todo, quiero saber todo… te quiero mamá.

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