No estaba muerta, andaba de parranda

 

Por mi ventana se ve un gran Eucalipto.

Cada mañana al abrir mis persianas es lo primero que veo. Le robo unos minutos a mi día mientras lo observo y me lleno de él, de su energía. Respiro profundo y ya. Lista para empezar.

Son las cinco y media de la mañana. Oigo a mi hermano en la regadera. Agarro rapidito mi ropa y me meto al baño del cuarto de mi mamá. Ella y yo lo compartimos desde siempre. Abro el agua, me quito la pijama, me meto a la regadera y sigo mi ritual que es este: shampoo, acondicionador y mientras hace efecto me lavo el resto del cuerpo. Me enjuago, apago el agua y me seco. Una toalla en la cabeza como turbante y con la otra me seco bien lo demás. Me visto, me desenredo el pelo y me pongo mousse. Me maquillo poquito. Me seco el fleco y con un peine me lo esponjo. Qué quede bien paradito.

Ya lista bajo corriendo las escaleras, agarro mis cosas, le grito a mi hermano que se apure y me salgo al coche. Sin desayunar, ya habrá tiempo más tarde.

Hoy le toca a él manejar.

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Estoy impaciente. Lo único que quiero es llegar. Todo lo que voy a hacer…cómo lo voy a disfrutar. Todavía no lo puedo creer…es como un sueño. Tantas cosas en la cabeza durante los últimos días…

Tuve que pelear para salir tan temprano; no quiero que ningún imprevisto se interponga con mis planes. Ya falta poco. Quiero gritar de emoción pero me aguanto…

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Periférico…por suerte no hay mucho tráfico. Mi hermanito avanza con muchísima precaución.

-Ya vete metiendo a la derecha, es en la próxima salida.

-Si, si, ya sé, ya, déjame, ya conozco el camino.

Ok. ya conoce el camino pero no cambia de carril, y si no cambia de carril nos vamos a pasar y si nos pasamos tenemos que ir a dar un vueltón que no te cuento…

-Gabo, cámbiate ya, se te va a pasar la salida.

-¡Ya voy! ¿Qué no ves que vienen muchísimos coches? ¡No me dejan pasar!

-Pon la direccional y vete metiendo…pero ya…¡ya Gabriel! ¡Cámbiate de carril ya!

Pone la direccional pero no cambia de carril.

-¡Carajo, me voy a pasar, ya casi llegamos a la salida, no me puedo pasar… ¡me paso!, ¡te digo que me paso! Me tengo que cambiar a tiempo, pinches coches, me paso, no puedo…ya me voy a pasar, ahorita me cambio…, ¡ya casi me paso!¡saca la mano! Ya, ya va, voy, me lanzo…no pude, puta madre, no me pude cambiar de carril…me pasé, ya me pasé, ¿ya viste? ¡Me pasé! No lo puedo creer…¡me pasé! ¿Por qué no me avisaste a tiempo?, ¡carajo! ¿Y ahora qué? Ya me pasé…

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Tranquila, no te enojes que no sirve de nada…paciencia, que entre más se ponga nervioso, más tarde vas a llegar…

-Si, si ya vi que te pasaste, pues ni modo, tenemos que ir a dar la vuelta hasta la próxima salida.

Pero ya apúrate por Dios Santo…necesito llegar a tiempo…llevo preparándome para este día desde hace semanas…imaginando cada segundo, cada abrazo…La sonrisa que llevo puesta desde que supe que iba a ir me delata…por suerte que salimos con tiempo…no pasa nada, solo he perdido unos minutos…

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Por milagro hubo un espacio de varios segundos sin coches en el carril de la derecha y pudimos cambiarnos despacito, con mucha calma, minutos antes de que llegara la próxima salida.

Sí. Gabriel lleva apenas unas semanas manejando. Adivinaron. Y se pone bastante nerviosito al volante.

Hay que tratarlo con pinzas porque si no puede ser fatal. Y queremos llegar a tiempo. Los dos.

El tendrá sus razones. Las mías son bastante obvias… Voy a ver a mis amigas.

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Finalmente llegamos. A tiempo.

Diez días en México. Sola. Desde que nacieron mis tres hijos nunca he viajado sola tanto tiempo. Con mi marido unos días. Qué también se agradecen. Con los niños vamos para arriba y para abajo, y no me quejo, me encanta viajar con mis hijos, pero sola, lo que se dice S-O-L-A, más de unos días, es la primera vez.

Diez días que para algunos será muy poco. Para mí es un lujo. Una eternidad que pienso disfrutar al tope.

Así es que llegando al aeropuerto me despido de todos rapidito, les digo que los amo y los voy a extrañar (que es cierto…) y me voy a empezar mi viaje.

Paso migración sin chistar. Ni me importa quitarme los zapatos, la chamarra, todo…¿qué mas quiere señorita? ¿Un besito joven?

¡Estoy feliz! Me siento a desayunar en “La Brioche Dorée”. Es tan temprano que finalmente tengo tiempo. Con todo y que Olivier se equivocó de salida llegué con mucha anticipación.

El aeropuerto de Lyon es chiquito y súper agradable. Hay gente pero no haces horas de colas en ningún lado, como en Paris o en Frankfurt, mi próxima escala.

Veo a todo el mundo como desde una pantalla de tele…están pero no están. Yo floto, ellos caminan. Yo canto, ellos hablan. Yo suspiro, ellos respiran. Yo amo a mi prójimo…ellos, no sé. Quiero abrazarlos a todos y contarles mi vida; la suerte que tengo de tener a un suegro que se pudo quedar con mis hijos, que él y su novia ya no trabajen es una bendición para mí. Que aunque no es para nada el momento en lo que a finanzas se refiere y Olivier tiene trabajo para dar y regalar, entendió perfecto mi necesidad de ir a México en este momento. Que tuve que organizar mi trabajo, las actividades de los niños, cancelar y cambiar citas, dejar una lista gigante por día de lo que cada uno de los tres hace (y deshace)…uff, señor, no se imagina todo lo que hice para estar aquí hoy sentada en la mesa de al lado a la de usted y sus colegas; porque seguro ustedes viajan por negocios, se les nota a leguas, pero yo no, yo viajo por el puro placer, porque una de mis grandes amigas de la infancia se casa y voy a la boda junto con todas mis amigas porque fíjese que no hemos estado todas reunidas desde hace veinte años. Sí, le cuento que yo vivo en Francia, y luego otra vivía en Inglaterra, y hay una que vive en Austin, en Estados Unidos, y otra en Cuernavaca, y así, no hemos logrado coincidir todas en México… ¿cómo? ¿ya, tan rápido se van? Pero si no he terminado mi historia…uy, qué mal, y usted, señora de allá con los dos chiquitos…buena suerte querida…la entiendo perfecto, aunque me vea aquí solita y sonriente, tengo tres hijos y créame que tengo experiencia en eso de los viajes con niños…y la viejita de allá con esa carota…¡sea feliz señora!

Estoy echando el chal tan a gusto conmigo misma que ni cuenta me doy que el tiempo pasa y ahora si tengo que correr a encontrar mi sala y subirme al avión…

Qué llegue con bien, qué no me pase lo de Malaysia Airlines, qué no se pierda mi avión en medio del océano. Qué no pase nada de nada. Qué los niños no se enfermen mientras yo esté en México, qué se porten bien. No bueno, ya cállate y deja de pensar tonterías, por Dios, disfruta y ya.

El primer vuelo ni lo siento. Llego a Frankfurt y tengo que caminar (entre un olor penetrante a salchichas y pretzels gigantes) las dos horas que me quedan (estoy exagerando, pero sí caminé un buen…) para ir a tomar el otro vuelo.

Aprovecho para mandarle un mensajito a Olivier: Sigo viva, todo bien. Estoy en Frankfurt. Los Quiero, Lo.

Por fin entro al avión que me llevará directo a mi México, Lindo y Querido…

-Good Morning.

-Good Morning Madam, straight and then to the right. Thank You, have a good flight.

-Thank You!

Sí. No voy en el segundo piso…Voy en el primero, con los de economy class, con los que van aplastados. Sí, ahí. Y la señorita azafata habla inglés porque es de Lufthansa, que fue lo que encontré más “economy”. Me vale. Tengo un lugar en pasillo, y eso es lo más importante.

Ya con poderme levantar cuando yo quiera sin tenerle que pedir al gordo de al lado que se levante, pero pequeño problema, está dormidote roncando o a la señora que babea y se te echa encima, o étcera étcera… ya es más que perfecto.

Soy claustrofóbica. Y no crean, ya me ha pasado, en mis épocas de timidez (que gracias al cielo se fueron muy lejos hace ya varios años) estar encerrada entre dos seres sospechosos que duermen tranquilamente todo el vuelo mientras que yo tengo que hacer malabares para saltarlos o me tengo que parar (si, parar) en el asiento para tomar aire y hacer respiraciones para tranquilizarme cuando me dan mis ataques…Ya con los niños no me pasa tanto, aún cuando he viajado sola con ellos en varias ocasiones pues ya somos cuatro…casi siempre nos dan toda la fila de en medio, o dos y dos…aunque en ese caso si he tenido problemas… Me pasó una vez que me dieron ventanilla y el de en medio y Mateo y Paola estaban como cinco filas más atrás (también en ventanilla y en medio) y la señorita que iba sentada en el pasillo no me quiso cambiar porque según ella no dormía y se levantaba mucho…y en cuánto despegó el avión ella no dormía…roncaba, y de lo lindo. La odié.

En fin, esta vez es diferente…tengo pasillo y estoy sola. ¡Yes! ¡Y por obra del espíritu santo no tengo a nadie al lado! ¡Doble YES!

El avión despega y yo ¡a gusto! Puedo ver la peli que yo quiera, sin interrupciones…me puedo dormir, puedo leer, pensar, hacer nada…todo al mismo tiempo…¡decido yo solita! ¡Ja!

-Something to drink?

-Yes please…Some red wine please. (¿Podrá usted por favor dejarme toda la botella? Es broma…)

-Thank You.

Vinito. Comida, hasta eso, pasable. ¿Más vino?, muy amable, un poquito más, si. ¿Un baileys? Si, nos lo echamos, ¿por qué no? Té, si también, gracias.

Una siestecita, órale, gracias, estoy cansadita…ya luego veré películas.

-Yes, Madam, please, your seat, we are about to land.

-¿Qué? ¡Mateo, déjame dormir!, ¿qué haces? ¿Dónde está Luca? ¿Y Paola?

-Madam, your seat, please…

¡Ay, Chihuahua! ¿Pero dónde estoy? ¿Quién es ese? No pero bueno, si estoy en el avión, ¡me quedé profunda! ¡Qué cosa!

-Yes, yes, thank you.

No vi pelis, ni leí, ni nada de nada. Dormí. Me puse jarra celebrando yo solita y me dormí. Todo el vuelo. NO LO PUEDO CREER…Nadie me habló, me pidió que le cambiara el canal de la tele o la película, que le pusiera un juego, que lo llevara al baño, que “x”, “y” o “z”. Nada…WOW…

Tengo la suerte de tener el pasaporte francés y el mexicano. Mientras los mexicanos hacían cola en Frankfurt, yo pasé rapidito migración por la ventanilla de los “Europeos” con mi pasaporte francés, y mientras los franceses hacen una cola enorme en migración en México yo paso rapidito con mi pasaporte mexicano…

Perdón…ya se que suena muy mamón…¡pero lo tenía que decir!…

En dónde si me tardé horas fue en recuperar mi maleta…Creo que fue la última en salir…Todo el tiempo que me ahorré con lo del pasaporte lo perdí en la espera…Ni modo. Eso me pasa por presumida.

Le entrego el papel de la aduana a la señorita, le aprieto al botón (para los que no saben, en México hay que apretar un botón antes de salir con tu equipaje: si te toca verde sales sin revisión y si te toca rojo ya te fregaste porque te van a abrir todo…un desmadre…) y me toca verde…uff!!

Y ahora a encontrar a mi santa madre entre todo el mar de gente que hay afuera esperando…

Tienen que saber que al mismo tiempo que llega el vuelo de Lufthansa, llega también el de British, el de Iberia y varios de Estados Unidos y otros no se cuántos más…Lo que hace que ya para entregar el dichoso papelito de la aduana a veces haces horas de cola y luego hay millones de personas esperando afuera. Algunos con globos, carteles, flores, porras de bienvenida…toda una experiencia salir del aeropuerto de la Ciudad de México.

Por fin la encuentro y como puedo me acerco a ella. Le doy un abrazo apretado (entre el gusto de verla y el apretón de las otras miles de gentes que quieren salir al mismo tiempo que yo) y nos vamos al estacionamiento.

Ni idea tenía de que llegaba en un puente (el lunes no se trabaja) Hoy es viernes, son las ocho de la noche y no hay tráfico. Increíble…México me recibe con los brazos abiertos.

Llegué una semana antes de la boda para recuperarme del cambio de horario y estar como nueva ese día, así es que tengo planes mañana, tarde y noche casi toda la semana. Pienso aprovechar cada segundo y ver al máximo de gente que pueda. Tengo un poco de gripa que me queda de la semana pasada, pero da igual, nada me va a impedir disfrutar mi viaje al máximo…

Sábado

Desperté tempranito con el canto de los pajaritos mexicanos…qué bien.

Desayuno con mi mamá en San Angel. Salimos de su casa a buena hora, no hay mucha gente en la calle. Las jacarandas están en flor. Amo México. Amo las jacarandas. Quiero bajar y abrazarlas…Hace años que no las veía así. Emoción total.

Llegamos a San Angel. Uno de mis barrios favoritos de la Ciudad de México. Es lo primero que escogí hacer para que me caiga el veinte de que aquí estoy. En mi país, con mi gente. Con sus calles empedradas y sus construcciones coloniales. Más jacarandas. Hermosas, bellísimas jacarandas. Están montando los puestos del mercado. Se empiezan a ver los colores y texturas de las diferentes y tan variadas artesanías mexicanas. La gente se moviliza para que todo esté listo a tiempo. Nosotras desayunamos sin prisa en una terraza. Fruta: mango, papaya, sandía…jugo fresco de naranja con zanahoria. Pan dulce: una concha, mi favorito. Ya no puedo más cuando me traen unos sopes de la abuelita que no tienen abuelita…Me los como ya sin hambre…puro antojo del bueno…

Después de un buen desayuno mexicano, un paseo aún mejor. Caminar entre los puestos, curiosear, comprar dos o tres cositas por el placer, entrar y salir de tienditas una más linda que la otra, qué mas se puede pedir…

El tiempo vuela y tenemos que regresar a casa. Mamá planeó comida con toda su familia. También vienen mi hermano Hari y su novia Liz.

Compartí con muchísimo cariño esa tarde con primos y primas, tíos y tías a los que no veo casi nunca, pero a los cuales me dio muchísimo gusto ver. Cada quién contó un poco lo que hace, como está. Mi vida es tan diferente a la de ellos. Es rara la sensación de escuchar historias con las que no te identificas pero que vienen de gente que es familia.

Ahí dejamos a la familia y me toca teatro. Con Hari y Liz voy a ver la obra de teatro de Ursula, mi querida U. Me tocó la suerte de que tenga una obra en cartelera y hoy es el único día que la puedo ver. Así es que vamos. Empiezo a sentir los estragos del cambio de horario y del viaje, pero no importa. Seguimos. Llegamos temprano a la Colonia Roma. Qué maravilla. La Colonia Roma. Transformación total. No había visto todos esos restaurantes de moda, las tiendas, los edificios restaurados…una pasada!

La obra es en un teatrito nuevo que se llama El Bicho. Es una preciosidad. De ambiente totalmente íntimo (tanto, que podrías tocar a los actores) Como ya les dije, soy claustrofóbica y al entrar sí que entre un poco en pánico. Pero no… hay lugar suficiente para respirar, aunque si te dan ganas de hacer pipí entre tanto, olvídalo…

En fin. La obra se llama “La velocidad del zoom del horizonte”. Desde ahí dices un poco “what?” es una obra de ciencia ficción, me dice mi hermano, medio locochona, está padrísima. Ok. Va, ya había visto a U actuar varias veces y siempre me ha encantado lo que hace, así es que ni me cuestiono. Va.

No voy a hacer una reseña de la obra. No es para nada la intención. Solo diré que no sé si me gustó. O no. O sí. No sé. Ya estaba cansada. Uno. No soy una persona que se considera muy intelectual. Dos. No entendí muy bien lo que estaba pasando.Tres.

Hablando de tres. Saliendo de ahí Hari dijo que era la tercera vez que la veía y que está vez le habían cambiado algo y le había parecido UFF. Los actores dijeron que no le habían cambiado gran cosa. Yo creo que se necesita ver la obra tres veces para al fin entenderla toda. Lástima que no me dio tiempo de verla otras dos veces. Por lo pronto entendí una tercera parte. Buu.

Me reí, me encantó la puesta en escena. Pero también hubo momentos de sufrimiento casi insoportable, lo admito. En partes me sentí que la que estaba en un ovni era yo, como si estuvieran hablando en marciano y yo fuera un ser humano demasiado terrenal. Felicidades por tu actuación mi U, estuviste genial.

Y ya, después de ahí unas buenas chelas en Yubán… No me acuerdo del nombre de la que probé, pero sabía como a miel…un sabor muy, muy delicado y delicioso. Buena noche entre familia con botanas oaxaqueñas espectaculares…

Domingo

Día con papá. Ultra feliz de verlos. Lástima que el novio de mi hermana Clau estaba en el hospital…casi no la vi, pero al final se mejoró y eso es lo importante…Mis sobrinitos hermosos y de lo más chistosos…

Comí, comí, tomé cubitas y comí más…creo que voy a explotar y acabo de llegar…

Lunes y Martes

Querétaro

Fuerte experiencia. Maravilloso compartir, hablar, llorar, reír, caminar, entender…Lo necesitaba. Gracias. Querétaro hermoso, sus plazas, su gente, sus restaurantes…Probé la mejor ensalada de mango con nueces de la india con un aderezo que no sé que tenía pero te transportaba al paraíso. Parte esencial de mi viaje. No sé como ponerlo en palabras. Te quiero preciosa.

Lo que sí puedo decir es que durante el mini viaje dentro del viaje entendí dos cosas:

Una: Pasé de ser una mujer casada, independiente con tres hijos a una hija de familia y…definitivamente no se pueden tomar taxis. Mi mamá prefirió llevarme a la estación del Norte que queda hasta dónde el viento da vuelta a que me fuera en un taxi (era día festivo y no había ni una mosca en la calle, pero igual…). NO se pueden tomar taxis. Tú ya no conoces la ciudad, me dijo varias veces. Ya no es el México que tú conociste, México está muy peligroso, ni taxi de sitio. Solo los taxis que ella conoce, porque se los mandan de su seguro (¡los taxis seguros del seguro!). Te llaman y te dan el número de placa y el nombre del señor, pero mucho cuidadito con hablar de más…ni se te ocurra. Después de la primera vez que me subí con el bendito señor, tuve derecho a un interrogatorio: ¿Qué le dijiste?, ¿De qué hablaron? Bueno mamá, no sé, le dije que vivo en Francia y vine a una boda…¿Y qué más? Pues ya nada más, hablamos de cualquier cosa mamá…¿Pero por qué le dijiste cosas personales? No le dije nada mamá…no le di mi teléfono, si a eso te refieres…Qué chistosita ¿Sabes qué tiene mi dirección? No puedes hablar con él señor, por favor mi hijita…Pero es el taxi de tu seguro mamá…No importa, no le dices nada y punto. La siguiente vez que me tocó el mismo señor me preguntó cómo me había ido con mis amigas en la cena del día anterior y yo: Bien, gracias y punto. El resto del camino me fui viendo por la ventana…yo creo que pensó que estaba yo re loca. Y creo que sí. Entender esta ciudad si está de locos. Yo veo a todos viviendo su vida normalmente, con miedo, y al mismo tiempo como si nada…pero todos me trataron como la extraterrestre a la que hay que proteger porque no entiende nada ni sabe nada de nada…

Agrego que no me pasó absolutamente nada anormal durante el viaje, ni a mi, ni vi a nadie a quien le pasara algo…Pero tu vienes muy poco tiempo, no es lo mismo venir de viaje que vivir aquí…Tienes razón mamacita…Yo ya no soy de aquí…ni de allá.

Dos: Mi panza ya no es la de antes. Tanto chile y fritanga en tan solo 3 días casi me matan. Llegando a Querétaro pensé que me moría. Creo que llevo 3 kilos extras. Al paso que voy mi vestido va a explotar (o más bien yo voy a explotar el vestido de la boda…) uff…

Regresé de Querétaro casi sin voz, pero ya sin dolor de estómago. Me dirán que ya estoy vieja y achacosa y tienen toda la razón. Estoy muy enojada conmigo misma. ¿Cómo puede ser qué en MI viaje me pasen estas cosas?

Aún así el mismo martes vi a otras dos de mis grandes amigas.

Primero visita de una exposición de un amigo de la adolescencia del cual yo ya no me acordaba en el Club de Industriales (¿querían un lugar más extraño para reencontrarme con mis amigas del alma?- no se me ocurre otro…) Si. Muy divertido, pero extraño.

Luego cena en un restaurante abierto tipo terraza en Polanco. No me acuerdo del nombre. Muy padre, con música en vivo. Yo gritando toda la noche contándoles mi vida. Vodka tónic con mucho hielo. Risas, chisme, plática deliciosa…y gritos y hielo.

Miércoles

Despierto muy bien. Sin nada de voz, pero muy bien.

¡Qué! ¡Me quedan tres días para la boda y no tengo voz! Nada, niet, rien…NO VOZ.

¡Mamá! Necesito un doctor urgente…Imagínense decir eso, pero sin voz…díficil…

Mi mamá que es como maga, se saca rápidamente una doctorcita de la manga que me puede recibir inmediatamente…gracias Diioosss….y así casi en pijama me voy con ella a verla. Me recibe y me manda antibióticos y un jarabe y reposo y ya. Sí. Dije reposo. Lo cual significa no salir….vine a salir, a ver gente, a hablar…noooo….no quiero reposooooooo…..

Ese día todavía me fui a la Ciudadela de compras (que para los que no conocen, es EL mercado de artesanías de la Ciudad de México), así malita como estaba y a comer con Hari y Liz otra vez al Yubán (bueno, okay, el Yubán es el restaurante de mi hermano…y siendo muy objetiva, está realmente muy, muy delicioso, es Oaxaqueño y está en la Roma y está padrísimo y vayan todos!!!! 😉 ) y comí un mole amarillito maravilloso, tomé agua de pitaya -una variedad de tuna – SIN hielos y un postre de mamey con chocolate que te mueres…y luego después de eso yo sí que me estaba muriendo. Una migraña horrible y dolor en todo el cuerpo. No por la comida, que quede claro, si no por las malditas bacterias latosas y por no hacerle caso a la doctorcita. Así es que directito a casa de mi mamá a cancelar mi cena de esa noche…buu…no pude ver a mis amigas de la Universidad y sigo enojada por eso…

Por el whatsapp les platiqué a mis otras amigas de mis males y entre todas me dieron varias recetas que resultaron buenisísimas para recuperar fuerzas y defensas.

El jueves temprano directito al Superama a comprar la bomba atómica de vitaminas y de una vez todas las delicias que quería traer de regreso a Francia para los niños y Olivier.

El Superama es el mejor súper que existe. Este es nuevo y está muy bonito y lo mejor es que está en la esquina de casa de mi mamá. En la entrada tiene una charola enorme con jícamas, naranjas, manzanas, melón y mango cortados en pedacitos con limón y salsa valentina o chile en polvo…Me daban ganas de comerme todo pero solo probé un mango porque se me hacía agua la boca…no pude resistir la tentación tampoco en la panadería que tenían un panqué de zanahoria delicioso para probar. También en la salchichonería unas charolas llenas de rollitos de jamón y diferentes quesos…La gente muy bien portada probaba de a poquito…no lo podía creer, casi que puedes ir y hacer una comida completa con todo lo que te dan…

Lo que sí es que se me hizo que México está muy caro. Se me ocurrió comprarle a los niños las playeras oficiales de México del Mundial y cuando me dijeron el precio casi me desmayo. También los libros, los restaurantes y todo en general. Claro que encuentras todavía cosas más baratas que en Francia, pero si me pareció muy caro comparado con la última vez que estuve con los niños.

Bueno, sigo con mi historia. Total que me eché el coctél molotov y créanme o no pero al otro día ya me sentía mucho mejor y me había regresado casi por completo la voz. Ese jueves comí con mi papá y Alicia (la esposa de mi papá) en un lugar buenísimo un molcajete con arrachera, chicharrón, nopalitos, cebollitas asadas, chiles toreados…y una limonada SIN hielo. Platiqué muchísmo como pude con ellos. En la tarde me sentía fatal y tuve que cancelar mi plan de la noche otra vez…grr…tampoco pude ver a Rossana… Me dormí como doce horas seguidas y el viernes como por milagro les digo que ya me sentía casi bien.

Y llegó lo mejor del viaje…o lo que es lo mismo, para lo que vine a México en primer lugar.

Para empezar, ver a mis amigas de Televisa para comer ese viernes fue algo increíble. Me dio más que muchísimo gusto verlas. Me divertí de lo lindo en la comida, chicas, me hicieron reír como hace mucho no me reía. Maravilloso recordar viejos tiempos e historias…son una parte muy importante en mi vida y las quiero mucho…nos vimos poquito pero valió la pena…no dejemos pasar tanto tiempo…seguimos en contacto.

Y de ahí a casa de los papás de Ele.

Para pasar el fin de semana con mis amigas de toda la vida.

La emoción es la misma.

La misma que sentía cada mañana en el coche hace veinticinco años. Mis amigas eran la vitamina de mi día. Mis hermanas. Mis confidentes, mi todo.

Me bajo del coche corriendo. Cómo cuando manejaba Gabo. Además de las ganas de bajarme después de tantas emociones que me había hecho pasar, quería llegar. Verlas. Juntas nos divertíamos horrores, reíamos a carcajadas por todo y por nada, llorábamos, bailábamos, platicábamos, ligábamos, bailábamos, vivíamos…

La vida nos ha llevado por caminos tan diferentes… cada una ha tomado su rumbo, con su propia historia y sus propias experiencias. Solteras, casadas, divorciadas, con hijos, sin hijos, con trabajo, sin trabajo, aquí o allá…el tiempo ha pasado…pero el amor sigue intacto.

Voy a ver a mis amigas. No quiero decir que no las haya visto desde que vivo en Francia. Claro que sí. A unas más que a otras. Con unas he compartido más que con otras. Pero esta vez es diferente. Porque estamos todas. Todas las que éramos y las que somos. Todas juntas en el mismo lugar y al mismo tiempo. No falta ninguna. Y eso, créanme, eso es algo valioso. Y que se celebra.

Desde el momento en que las abracé el viernes hasta el domingo en la noche que regresé a casa de mi mamá, viví en un estado al que podríamos llamar “de pura felicidad”. Fueron momentos mágicos, de sonrisas que no quieren borrarse, de confesiones, de recuerdos, de reír hasta el llanto, de cantar, de bailar, de llorar de emoción, de amor puro, del bueno, del que no tiene precio.

Por la amistad. Brindemos.

Por lo de ayer…

Por lo de mañana…

Por lo de siempre 😉 …

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13 comentarios en “No estaba muerta, andaba de parranda”

  1. Me encantó tu relato y ese sentimiento tan intenso que se siente cuando vuelves a ver a tus amistades!! No cabe duda que apesar de la distancia, las verdaderas amistades perduran por siempre y su lazo se hace más fuerte.

  2. Hermoso, natural, fascinante. Este ha sido mi primer viaje en avión, mi primera vez en las calles francesas, mi primera vez en mi anhelado México y la primera vez que puedo participar dentro del ambiente familiar de un autor, gracias a la forma tan natural,tan hermosa y tan explícita de la escritora. De verdad que, volveré a leer éste relato una y otra vez. Tiene un toque mágico y con un matiz de sencillez. Si fuese jurado de algún concurso internacional, ya le daría el primer lugar a esta historia, que de paso ha sucedido y ha marcado la vida de su creadora, que gentilmente ha querido comparti con todos los lectores. ..

  3. queridisima Lo, me hiciste llorar recordando tu presencia en mi casa y los ratos tan lindos que pasamos juntas,llegaste como una ráfaga y asi te fuiste, me siento feliz de haberte podido apoyar y consentir un poquito sin los niños a los que aunque extrañé muchisimo, me encantó tenerte también a ti solita…

  4. ¡Me encantó!, lo que mas me gusta es ser parte de ese estado de «pura felicidad» y entre los recuerdos, lágrimas y risas realmente fueron unos días muy emotivos…¡amor del bueno, me cae!

  5. Lo, padrísimo tu relato!! Me encantó. Y como lo escribes, me haces recordar perfecto tu Tsuru blanco y luego el rojo, en el que llegabas a la escuela con Gabo 😉 y me haces revivir esos dias de los 80’s como si no hubiese pasado el tiempo. Te disfruté muchisimo. Te mando un beso y sigue escribiendo, que me encanta!

  6. Te veo en cada una de tus palabras! Te disfrute tanto entre lagrimas y risas hasta bailamos «Menudo» como en Los viejos tiempos. Hoy ya no somos de alla pero seguimos queriendonos como si lo fueramos. Gracias Lo! Me encanto!

  7. ¡Gracias por llevarnos de viaje allá con tu relato! ¡ !Qué ganas de viajar a México!
    Una de aquí que es de otro allá diferente.

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