Se acercó despacito, sin hacer ruido.
La puerta estaba entreabierta. Con mucho cuidado la empujó un poquito, lo suficiente para poder deslizarse.
Una vez dentro, avanzó paso a pasito, con movimientos lentos, pero seguros; elegantes.
Esquivó la silla que, cómo un árbol plantado a la mitad de una calle de baldosa, desentonaba con el resto de la modesta habitación. Encima de ella estaba aventada sin ningún orden la ropa del día anterior: las medias, el vestido y la ropa interior.
Pasó de largo y, una vez que encontró lo que buscaba, se quedó inmóvil varios minutos, observando con detenimiento y curiosidad.
Normalmente a esta hora ya tenía que haber desayunado, y debía estar paseando tranquilamente fuera, visitando amigos y haciendo nuevas conquistas.
Pero hoy no. Algo raro pasaba y eso lo intrigaba. Sabía que tenía prohíbido entrar, y aún así ahí estaba, paradito como una estatua, tratando de delucidar la extraña situación.
En esas andaba, cuando un movimiento brusco frente a él lo hizo perder toda la concentración y postura. Sin pensarlo, se subió a la cama de un brinco y cayó justo donde no debía.
-¡¡¡Ahhhh!!! Dios de mi vida, ¡¡¡Benito!!!, ¡pero qué susto me pegaste! ¡¿Qué te pasa Benito?! ¿De cuándo acá entras en mi cuarto y te subes así a mi cama, me caíste encima cómo poseído, ¿hay un ladrón?, ¡algo grave debe estar pasando!…contéstame Benito…No, pero bueno, ¿ya viste la hora qué es? Son las diez de la mañana Benito, y tu ahí, viéndome como si nada…me tenías que haber despertado antes, ahora sí se me hizo tardísimo. Ah…Ya caigo…eso estabas haciendo ¿verdad picarón? Me estabas despertando. Buen chico, ese es mi Benito, por eso te quiero tanto. Por suerte la clase empieza hasta las once. Vamos chiquito, te doy tu desayuno y corro. Deben de ser los nervios. Tanto me tardé en dormir ayer piense y piense en mi clase de hoy que ni oí el despertador. Hoy es mi primera clase con los estudiantes extranjeros. Te conté el mes pasado, seguro ya ni te acuerdas… me pidieron que tomará las clases de la señora Sofía que se retiró. Ya estaba grande y cansada. Por eso hablaron conmigo. Saben que yo soy joven y dinámica. Y bueno, además en este pueblo no hay muchas opciones de maestras de español, para ser sinceros. Quién sabe a quién se le ocurrió poner cursos para extranjeros. Sí, ya sé, es para atraer a los turistas. Yo les dije bien clarito que nunca he dado clases de idiomas, pero me aseguraron que era fácil, que disque tienen un nivel muy alto y es solo cuestión de platicar y enseñarles cosas de México. Así es que acepté. Ten mi Benito, come y vete a vivir tu vida, ya nos veremos más tarde.
Y ahí va Benito, ‘pa fuera.
Pero no se va lejos, sino que espera.
Varios minutos después sale ella, con mucha prisa. Casi corriendo atraviesa el patio y llega a la calle. Camina muy rápido sin darse cuenta de que unos pasos más atrás, su fiel compañero la sigue hasta llegar a la escuela. Ella entra y él se dispone a buscar un sitio en donde instalarse para no perder detalle.
En la clase varios estudiantes esperan. La ventana está abierta. Perfecto.
La puerta se abre y como una aparición hace su entrada triunfal la maestra. Bella, con su vestido floreado y sus tacones. Abre y cierra sus grandes ojos color marrón moviendo sus largas pestañas rizadas en lo que mira uno a uno a sus alumnos. Cinco muchachas y dos muchachos que la observan sin parpadear.
-Bien. Buenos días a todos. Soy la señorita Guadalupe López, pero me pueden decir Lupita. Aquí en México la costumbre es que la gente se hable de tú, así es que si no les importa, les llamaré por su nombre y todos nos podemos tutear, ¿les parece? (Okay, como nadie contesta supongo que es un sí...) Primero me voy a presentar yo y luego se presentan ustedes. Cómo les dije, me llamo Lupita. Soy maestra de ciencias sociales desde hace tres años que terminé mis estudios en la escuela secundaria que está aquí a la vuelta. Es la primera vez que doy clases a extranjeros, estoy muy emocionada y feliz de estar aquí con ustedes. Tengo muchas ideas y haremos cosas muy divertidas e inter-activas. Me dice la Directora que vienen de Francia, así es que podrán platicarme de su país y me gustará mucho conocer su cultura, así como espero enseñarles la nuestra. México es un país muy grande y tiene muchas tradiciones y una cultura muy rica y heterogénea. Así es que empecemos con las presentaciones. Tú, aquí adelante, ¿cómo te llamas? (Ninguna reacción. Será que son tímidos o no se esperaban tener una maestra tan dinámica y los dejé anonadados…O no sé, igual y en su país no se usa presentarse. O ya sé…estoy hablando muy rápido. Debe ser eso. No están acostumbrados a mi acento). Parece que estoy hablando muy rápido, ya. Les repito todo otra vez, más lento. (Dios mío échame una manita…haz que me entiendan, porfis…) Ho-la. M-e ll-a-m-o L-u-p-i-t-a. A-qu-í, en Mé-xi-co l-a c-o-s-tum-b-r-e es (¡¿qué?!, ¿qué les pasa?…quiten esas caras, se los suplico, parece que están en un velorio…)
–hmm, Madame…excusez-moi…
(Ora sí, ya chafeó esto. Madame, pero en que cosa me está hablando…)
-No español, francés, No parlamos espagnol…
(¡Qué! ¡No hablan español! Pero no puede ser, la directora me juró que tenían un nivel avanzado y yo nunca he dado clases y ahora que hago y la voy a matar, pinche vieja, la mato, y yo que no hablo ni jota de francés, ni de inglés para empezar…no pero va a oírme esta babosa, cómo se le ocurre hacerme esto, la mato, te lo juró que la mato…qué ridícula me veo toda floreadita y perfumada parada aquí como una tonta…)
-¿No español? No, ¿nada de nada? Nothing?
-No, Madame, nothing. Rien…
-Okay nada de nada…¿y ahora qué diablos hago? ¡¡Benito!!, ¡¡¿pero que haces ahí Benito?!! ¡Bájate de ahí por Dios Santo Benito! No lo puedo creer Benito, ven aquí, acércate…no te caigas Benito, por favor, no te vayas a caer…
-Madame, votre chat?
-Es mi gato, si chat? M-i g-a-t-o.
-Bonito gato Madame.
-Deja de decirme Madame, Lupita, me llamo Lupita. Y me voy, que mi gato me necesita. G-A-T-O.
-Ya casi te tengo Benito, diles hola Benito, y vámonos de aquí, que ‘pa luego es tarde…
-Come back, Ok? Directora talk, Benito c-a-s-a.
De la que me salvaste Benito, mi buen Benito…
Lore ya regresé y me pondré al día de tus fabulosos relatos. Este esta genial. Un abrazo
Gracias tía!!! qué bueno que ya puedes comentar en el blog!!!! Un besote a una de mis lectoras favoritas!!!!
super Lo, al pronto pensé que Benito era una persona…está padre, me recordó mis experiencias de maestra…te quiero muchol
Muy lindo relato, me sacó una sonrisa.
Gracias Samuel! Tu sonrisa me llega al corazón! Gracias por leerme!!!
Oh si, que me gusto, es claro, fresco, sencillo, me gusta el estilo !
¡¡Gracias Leticia!! Ojalá sigas disfrutando el blog!! Saludos!!
¡Muy divertido!, aunque me imaginaba un perro…me gustó el nombre para un perrito…latoso.
¿Cómo un perro? Un perro no se iba a poder subir a la ventana Anita!!! y el nombre es honor a Benito Bodoque!!! el de Don Gato… Besos enormes! Te quiero…
Excelente relato. Qué maravilloso poder llegar a un salón de clases y poder enseñar…
Gracias por tan lindos comentarios. Es un honor tener lectores como tú. Muchos saludos!!